Una salsa sencilla y muy resultona para acompañar verduras, carne o pescado. Experimenté con unos amigos que venían a cenar a casa y fue un éxito.
Ingredientes
- 1+½ cebolla
- 1 zanahoria
- 1 diente de ajo
- 2 trocitos de tomate seco
- 1 vaso de leche de almendras o agua para rehidratar el tomate
- tomillo (u otra aromática al gusto)
- 1 cucharadita de cúrcuma
- 1 pizca de sal marina sin refinar
- pimienta blanca
- aceite de oliva virgen extra (para freír)
- aceite de oliva virgen extra prensado en frío
Elaboración
- Hidratar el tomate seco en 1 vaso de agua. En realidad a mi me había sobrado un poco de «leche» de almendras el día anterior y los rehidraté en ella durante toda la noche. Por lo que he leído, con 10-15 minutos es suficiente si el agua es templada. Si se rehidratan en agua fría, mejor 1 hora.
- Cortamos la cebolla y la zanahoria y los freímos en la sartén. Como la zanahoria es más dura, la he cortado en rodajas más finas para que se cocine todo a la vez.
- Cuando la cebolla comienza a estar traslúcida salpimentamos, añadimos el tomillo y el ajo picado y después de revolver bien, los tomates con el agua en el que se han rehidratado. Cuando empieza a hervir bajamos el fuego al mínimo y lo dejamos para que evapore la mayor parte del líquido.
- Echamos en un recipiente, añadimos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra (mejor prensado en frío) y trituramos con la batidora. En este punto probé la salsa y aunque estaba buena, me pareció que le faltaba un toque. Abrí el cajón de las especias y me decanté por la cúrcuma.
Riquísimo, doy fe.
Gracias Mónica ; -)
Deliciosa , la hice y quedó muy buena. Recomendada
¡Gracias John! Me alegra mucho leer eso 😀
Un abrazo,
Luisa